PASIÓN POR EL HOMBRE

A más de uno extrañará el lema PASIÓN POR EL HOMBRE. A algunos, por el ambiente sociocultural dominante, les sonará anticuado o incluso sospechoso de machismo. A otros quizá les suene a anuncio de fragancia masculina.

La pasión por el hombre es lo que suscita la misión, «el deseo que mueve a nuestra inteligencia y libertad para que los hombres y las mujeres que vamos encontrando puedan gozar de este tesoro que ha sido puesto en nuestras manos y en nuestro corazón» (M. Camisasca, Pasión por el hombre, p. 15).

Hablamos de «pasión por el hombre», y no «pasión por lo humano» o «por la humanidad», porque el afecto que nos mueve no es por entelequias universales, sino por el hombre concreto, de carne y hueso, sencillo y mezquino como nosotros; el hombre que te encuentras en la esquina de la panadería, en la cola del supermercado, cogiendo cartones de la basura, estudiando en la biblioteca o acudiendo a Cañada Real.

Lo que nos mueve en Bocatas es el amor y la ternura hacia la persona en su totalidad, a sus deseos, su destino y su libertad, independientemente de los errores cometidos. «Pasión por el hombre» ¡Qué sencillo! Pasión por el hombrecillo que es cada uno; no pasión por su actitud, inteligencia o éxito. ¡Qué regalo es ser querido por el mero hecho de ser hombre, y no por aquello que hagas o dejes de hacer! ¿Quién no desea ser querido así? Es la pasión por la persona, sea rico o pobre, hombre o mujer, abogado o «drogata».

En un mundo en el que se te valora únicamente por tus éxitos y capacidades, y se te condena por tus limitaciones y errores, se ha introducido una novedad. Y para nosotros, donde esto se hace más evidente es en Bocatas: un lugar en el que nadie tiene que aparentar nada. El «yonki» no tiene que dejar de ser «yonki», el gitano no tiene que dejar de ser gitano, y yo no tengo que dejar de lado mi mezquindad. Porque allí uno es querido por lo que es, independientemente de su condición y de lo que haya hecho.

Es esta «pasión por el hombre» lo que conduce a la misión y a la compasión, al «sufrir con el que sufre«. Y fue esta misma pasión por el hombre lo que movió a Dios a enviar a su Hijo, hecho hombre, a la tierra, a hacerse compañero de los hombres, a compadecerse de nosotros y, finalmente, a abrazar por nosotros el sufrimiento, la Pasión y la Cruz: la Pasión por el hombre.

«En este lado florecían las injusticias, las mezquindades, la crueldad que en otras partes se silenciaban tan astutamente. Allí se podía amar a los seres humanos casi del mismo modo que los amaba Dios, conociendo lo peor: no se amaba una pose, un vestido bonito, un sentimiento artificiosamente exhibido. Sintió un afecto repentino por Yousef». Graham Greene, El revés de la trama.

«Los bienes son limitados y deben repartirse de la manera más justa posible. El Bien, sin embargo, se puede repartir sin que sufra merma alguna», Rémi Brague.

SIEMPRE LIBRES

Por esta novedad, Bocatas se ha convertido en un lugar en el que podemos ser SIEMPRE LIBRES (el otro gran lema bocatero); libres, con la libertad de quien es amado sin condiciones, no por lo que hace, sino por el hecho de ser. Bocatas es una compañía en la que, poco a poco, aprendemos en qué consiste amar, y en la que percibimos una promesa de algo grande que es para siempre. Esto es lo que nos hace afirmar contundentemente que cada viernes, a pesar de hallarnos entre ‘basura material’ y ‘escoria humana’, aflora una belleza última que grita que la vida es un bien.

TRIBU LOS BOCATAS

Por último, nos gusta concebirnos no como una asociación u ONG, sino más bien como una familia o una TRIBU, concepto que no solo transmite una cierta imagen «salvaje», de libertad y de estar al margen de las estructuras que nos gusta, sino que, tal y como lo utiliza el sociólogo y antropólogo Mikel Azurmendi (m. 2021), define muy bien lo que somos, lo que es la «Tribu los Bocatas». Aquí habla sobre nosotros:

«La caridad requiere justicia pero va más allá: el leproso tiene derecho a ser atendido, pero no tiene derecho al beso de san Francisco de Asís y, sin embargo, lo necesita igualmente» (Roger Etchegaray).

«Precisamente porque les queremos, descubrimos que no somos nosotros quienes les hacemos felices, y que ni siquiera la sociedad más perfecta, el organismo más sólido legalmente, el planteamiento más inteligente, la riqueza más ingente, la salud más férrea, la belleza más pura y la civilización más “educada” podrán jamás hacerles felices. Es Cristo quien les hace felices, porque es la razón de todo, quien lo hace todo, porque es Dios», Luigi Giussani, El sentido de la caritativa.

LA AMISTAD COMO MÉTODO

El método de Bocatas consiste en proponer e integrar a los drogodependientes y jóvenes de etnia gitana en la vida y amistad que ya tenemos para que, dentro de esta compañía, logren integrarse en la sociedad. La excepcionalidad de Bocatas es que, a diferencia de otras estructuras del sector social ya existentes, los voluntarios no tienen asignadas unas horas al margen de su vida, sino que los exdrogodependientes y jóvenes de etnia gitana son integrados en una relación.

«Soy sólo un hombre, tengo necesidad de signos sensibles; construir escaleras de abstracción me cansa pronto. Suscita, por tanto, oh Dios, un hombre en cualquier lugar de la tierra; y permite que mirándole yo pueda admirarte a Ti», Óscar Milosz.

CARITATIVA Y GRATUIDAD

Esta forma concreta de concebir y acompañar a la persona nace de la amistad de quienes componemos la asociación. Lo que nos une no es un “voluntarismo premeditado”, sino un agradecimiento por la vida y una amistad que, precisamente, halla una de sus modalidades más potentes en esta entrega gratuita a los demás.

Es lo que llamamos ‘caritativa’. A Bocatas no vamos a realizar un voluntariado –aunque efectivamente damos nuestro tiempo y nuestro ser a otras personas de forma gratuita y voluntaria–, sino que vamos a Bocatas, a la caritativa, para aprender una determinada forma de vivir y de amar que corresponde con lo que verdaderamente deseamos. Entregándonos a nuestros amigos del poblado, más allá de la ayuda –siempre insuficiente– que nosotros podamos ofrecerles, aprendemos una forma de vivir.

«Sigo yendo a la caritativa porque estáis vosotros, que sois la Iglesia, es decir, Cristo», Luigi Giussani, El sentido de la caritativa, p. 11)

«Pero yo no quiero confort. Yo quiero a Dios, quiero la poesía, quiero el verdadero peligro, quiero la libertad, quiero la bondad, quiero el pecado», Aldous Huxley.