La infancia en Valdemingómez es dura, las calles arboladas de cualquier barrio se sustituyen por barrizales pestilentes, los parques por montañas de escombros y basura, los campos de fútbol por espacios repletos de jeringuillas y ratas, los juguetes por navajas. La calle se torna escuela, el poblado vida, y la vida muerte. Los vecinos, toxicómanos; la violencia, el pan de cada da. Así nace, se cría y muere un niño de Valdemingómez.

No hay una preocupación por la educación, y si la hay, el entorno se la reduce a cenizas. En Valdemingómez, las tasas de desescolarización, absentismo y abandono escolar son gravemente altas, especialmente en los varones y sobre todo a partir de los diez años.

Con algunos chavales del poblado en Rascafría.

Desde hace seis años, los viernes siempre se acerca a nosotros un grupo de menores de etnia gitana, quizá por curiosidad, por aburrimiento o por llamar la atención. Durante años han dificultado nuestra labor, arrojando la comida por el suelo, tirándonos piedras o incluso molestando físicamente a los drogodependientes, pero en los útimos tres años ha surgido una sorprendente relación entre ellos y los voluntarios más jóvenes, que desde el principio vieron claro que estos menores de etnia gitana tenían una enorme necesidad afectiva y educativa y que el problema no se solucionaría si no era a través de una relación de amistad con ellos en la que ellos puedan aprender una forma más adecuada de comportarse, de tratarse entre sí, de tratar a las mujeres, de tratar a los drogodependientes y de relacionarse con la realidad.

Nuevamente el método es el de la amistad: les invitamos a nuestras casas, a planes con nuestros amigos universitarios, les acompañamos a la autoescuela, vamos con ellos a cenar, etc. La estima mutua ha crecido, y lo que es más llamativo, son sus padres los que han percibido un cambio en sus hijos y los que nos piden a menudo que mantengamos la relación con ellos y que, si es posible, empecemos un apoyo escolar con los más pequeños. Pretendemos ponerlo en marcha a lo largo de este curso 2016-2017.

Leyendo un poquito en Valdemín.

«No van a clase, están todo el día en la calle, inmersos en medio del mercado de la droga, ven el dinero fácil…», Informe de Fundación Secretariado Gitano.

En Buitrago del Lozoya, disfrutando de la sierra e historia madrileña con chavales del poblado y con algunos hijos de los ‘bocateros senior’.