Cartas al director (no publicadas)….

#charitynotstop

«¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»  (Lc 24, 18)

Este archiconocido pasaje del relato evangélico de los discípulos de Emaus preguntando a aquél misterioso hombre cómo no podía conocer la actualidad de su tiempo, me ha venido a la cabeza respecto de la situación actual.

También nosotros preguntaríamos asombrados a alguien que asegurara no saber nada sobre nuestra especial situación actual del corona-virus. Nos escandalizaría sin duda y pensaríamos que esa persona esta fuera de este mundo.

Estas circunstancias me recuerdan muchísimo a un pasado viaje que hice a Tanger para ver como Monseñor Agrelo, obispo español cabeza de esa Iglesia, se mueve por allí. Me sorprendió y me dejó perplejo después de hacer un periplo por las diversas obras que tiene la Iglesia allí (guardería de las hermanas de Calcuta, casa de acogida de disminuidos psíquicos de los hermanos franciscanos de la cruz blanca, programa de acogida de inmigrantes del  África subsahariana en la catedral de Tánger, etc) que la casi única razón de ser de la Iglesia allí y casi por lo único que existía era por la caridad. No creo que existiera si fuera solo para ofrecer los sacramentos, pues es un país musulmán donde está prohibidísimo la publicidad o la misión de la religión católica y la comunidad cristiana es exigua.

Nuestro amigo Hamsa en la parroquia en uno de los primeros días de campaña bocatera en covid19

No sabría explicarlo teológicamente, si bien sería interesantísimo también desde la teología darle una vuelta (si es que no se la han dado ya), pero me ha venido a la cabeza esta iglesia tangerina fundada sobre la caridad al prójimo en esta nuestra situación, donde se han suspendido todos los oficios religiosos y se ha dispensado a los fieles de la asistencia a la Eucaristía.

Sin embargo, en la carta escrita por mi padre el obispo de Madrid Carlos Osoro sobre la crítica situación actual del corona-virus,  al hablar de la caridad, en su punto 8 dice “Insisto en que en esta situación adversa no podemos olvidar el deber de atención espiritual y material a los enfermos, a los ancianos, a los pobres, a los niños y a las personas vulnerables, que en nuestra tradición ha constituido siempre la máxima preocupación para la Iglesia.”

Como pista o guía leía recientemente esto del gran Peguy: “Toda debilidad de la iglesia en el mundo moderno no se debe, como muchos creen, a que la ciencia haya montado contra la religión sistemas aparentemente invencibles, no se debe a que la ciencia haya descubierto, haya encontrado, contra la religión, argumentos, razonamientos, como si dijéramos victoriosos. Se debe, por el contrario a que lo que queda del mundo cristiano carece profundamente hoy, en lo social, de la Caridad. Lo que falta no es, en absoluto, el razonamiento. Es la Caridad. Todos esos razonamientos, todos esos sistemas, todos esos argumentos pseudo-científicos, no serían nada, no pesarían gravemente, si hubiera una onza de Caridad. Todos esos vientos mentales no empujarían tan lejos si la cristiandad hubiera seguido siendo lo que era, una comunión, si el cristianismo hubiera seguido siendo lo que era, una religión del corazón.

Hoy mismo, escribía un compañero de un pequeño grupo de whatsup donde nos hemos ido reuniendo de modo espontáneo gente dedicada a los más pobres en las más diversas y bellas formas: “Hola. Tengo un chico marroquí de 20 años con una minusvalía, enganchado al crack y viviendo en la calle. Donde le puedo derivar?

Con la que está cayendo, después de pasarme el día entero repartiendo alimentos incluso a domicilio a algunos de nuestros amigos desfavorecidos, llega esto. Parece una bofetada. Vero. No hay nada que hacer con este chaval… Casi. ¿Casi? ¿Cómo casi?

Como aquel día en que Jesús se presentó a estos dos camino de Emaus como un extraño ajeno a todo y a todos, hoy también está con la misma potencia, discreción y ternura.

¿Dónde se le puede derivar? Sin ninguna duda, donde todos nosotros: en las manos de Dios.

Esta Presencia cambió el mundo, cambia el mundo y lo seguirá cambiando.

Porque el está aquí, como el primer día
#charitynotstop

Jesús de Alba Muñoz (originalmente publicado en su blog)