#charitynonstop
Ante la excepcional situación por la que está pasando nuestra sociedad, un grupo de amigos nos hemos reunido bajo el hashtag #charitynonstop para proclamar y difundir a los cuatro vientos una idea que no parece estar muy clara debido a la novedad de la situación, al caos y a la inseguridad que se está generando.
Si nosotros nos hemos visto totalmente vulnerables en nuestro activo más básico, la vida, con una vida social y laboral normal; imaginaos todos aquellos para los que, ya antes de esta situación, su vida social y laboral estaba en mínimos o en plena crisis.
Estos colectivos vulnerables también deben ser atendidos con la misma prestancia y actitud que lo están haciendo los médicos y el personal sanitario con toda la sociedad. Se trata del mismo servicio al prójimo que la mayoría de las veces se presta no al conocido, amigo, familiar, vecino o parecido, sino al necesitado cualquiera que éste sea por el hecho de estarlo.
Una caridad así entendida hace una sociedad más madura, más seria y humana, más disponible al otro. Y esto siempre es un bien, sea quien sea el otro y piense como piense.
Un servicio así lo llevan prestando los miembros de la Iglesia durante 2000 años de forma total y absolutamente ininterrumpida. La peste de 1576-1577 en Milán se llamó la peste de San Carlos por la ejemplaridad con la que San Carlos Borromeo respondió a la misma desviviéndose por ayudar a estos necesitados. El gran patrono de los marginados, Padre Damian, se enclaustró en una isla donde recluían a los leprosos, muriendo él mismo contagiado dando su vida por acompañarles en la isla.
Así lo atestigua en el momento presente, entre muchos otros, nuestro padre en la fe el obispo Monseñor Osoro que en el punto 8º de su carta sobre la pandemia actual dice: “Insisto en que en esta situación adversa no podemos olvidar el deber de atención espiritual y material a los enfermos, a los ancianos, a los pobres, a los niños y a las personas vulnerables, que en nuestra tradición ha constituido siempre la máxima preocupación para la Iglesia”
Dice Peguy: “Toda debilidad de la iglesia en el mundo moderno no se debe, como muchos creen, a que la ciencia haya montado contra la religión sistemas aparentemente invencibles, no se debe a que la ciencia haya descubierto, haya encontrado, contra la religión, argumentos, razonamientos, como si dijéramos victoriosos. Se debe, por el contrario a que lo que queda del mundo cristiano carece profundamente hoy, en lo social, de la Caridad. Lo que falta no es, en absoluto, el razonamiento. Es la Caridad. Todos esos razonamientos, todos esos sistemas, todos esos argumentos pseudo-científicos, no serían nada, no pesarían gravemente, si hubiera una onza de Caridad. Todos esos vientos mentales no empujarían tan lejos si la cristiandad hubiera seguido siendo lo que era, una comunión, si el cristianismo hubiera seguido siendo lo que era, una religión del corazón.”
No olvidéis a los pobres, a los que desde siempre viven en estados de emergencia, sometidos a todas las inseguridades y precariedades, a todas las limitaciones, a todas las epidemias sin auxilio, a las hambrunas y las andaduras por caminos peligrosos y letales.
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